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martes, 19 de noviembre de 2013

Let it go.

Allí estaba, en medio de aquella tormenta, donde se concentraba todo el alboroto, todo el caos. ¿Qué podía hacer?. ¿Huir?,¿hacia dónde?. Estaba atrapada, me envolvían aquellas cuatro paredes, las mismas en las que me encontré hace un tiempo y me pregunto, ¿cómo conseguí salir de aquí aquella vez?, pero no lo recuerdo. Entonces aparece el frío, eterno. Comienza a llover, se marchitan las flores, el desierto se vuelve océano, las rosas espinas, y cualquier pequeña cosa duele. Estas paredes se van cerrando poco a poco, me agobio, el agua empieza a subir por mis tobillos, está helada. El viento me quema la cara, todo se vuelve oscuro, tengo miedo. Siento que voy a estallar, siento que ya no puedo más y, lo reconozco, deseo acabar lo más pronto posible con esto. El agua ya va por mi pecho, los nervios afloran, siento que me falta el aire. Entonces lo veo, mi reflejo en el agua, ¿cómo he llegado hasta aquí?, ¿cómo he permitido esto?. Y de repente, sin saber como, todo cambia. Ya no hay dolor, supongo que en ese "último" instante pensé..

 " Si antaño pude, ¿por qué ahora no iba a poder?. Al contrario, ahora me encuentro, probablemente, mucho más capacitada para salir de aquí. Hoy soy más fuerte y grande que ayer".

Y a continuación..

"Ya basta, se acabó el dolor", me dije. Levanté la cabeza, le observé por última vez. No era la persona de la que me había enamorado, aunque deseaba que lo fuera. Entonces, dejé atrás aquel amor frío, me despojé de sus caricias, eché a un lado sus recuerdos, giré mi cabeza hacia delante y, simplemente, caminé.




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